Planeta Cyborg
Planeta Cyborg recargado
César Hazaki
"" Hannibal: Por cierto de éste mundo no podemos caernos,
estamos definitivamente en él"". Christian Dietrich Grave
La
Universidad de Stanford está ubicada en el corazón mismo
de Silicon Valley (…) allí tiene su sede el Persuasive
Tech Lab, o Laboratorio de Tecnología Persuasiva (…) La
meta de las investigaciones no es secreta. Está
explícitamente declarada apenas uno ingresa a su página
web: “El Laboratorio de Tecnología Persuasiva de Stanford
crea conocimientos acerca de cómo productos computacionales
-desde páginas web hasta aplicaciones de telefonía
celular- pueden ser diseñados para cambiar lo que la gente
piensa y lo que hace.”
Santiago Bilinkis
The winners is…
Entre los eventos
económicos ocurridos durante el mes de agosto señalaremos
dos: Wall Street ha marcado un nuevo record de operaciones, las
empresas que han salido beneficiadas en este ir y venir de ese dinero
especulativo son: Microsoft, Apple, Alphabet (Google) y Facebook,
según la versión impresa del diario La Nación del
19 de agosto de 2020. Las cinco empresas acaparan el 22 por ciento de
ese enorme volumen de dinero. Del mismo diario extraemos dos
días después otro significativo dato: “Apple
duplicó su capitalización de mercado en poco más
de dos años y se convirtió ayer en la primera empresa
norteamericana en bolsa de superar un valor de dos billones de
dólares (…) Las acciones de Apple subieron
aproximadamente un 60% en lo que va del año. (…) Ahora la
tecnología se ha convertido en el petróleo del siglo
XXI.”1 De acuerdo a esta caracterización es imposible
pensar un modelo de negocios que se sostenga por fuera de las
plataformas digitales. Son ellas las que crean, organizan y tramitan el
e-commerce.
Las empresas
tecnológicas han dado el zarpazo final para hacerse del conjunto
de la economía mundial. Para ello han recibido la sorprendente e
inesperada ayuda del devastador virus
Estas inversiones
en la bolsa ponen a la luz lo que nos cuesta comprender en toda su
magnitud: las empresas tecnológicas han dado el zarpazo final
para hacerse del conjunto de la economía mundial. Para ello han
recibido la sorprendente e inesperada ayuda del devastador virus
microscópico, la pandemia les ha permitido coronar su dominio
del mundo. Es el capitalismo, el que pese a sus heridas, vuelve
recargado, lo mismo pero distinto. La enorme crisis
económico-social también trae ganadores, con ellos
habrá que lidiar de aquí en más.
Del petróleo a las plataformas
El
“petróleo del siglo XXI” es lo que hace girar a toda
la humanidad a su compás. Lo que no sólo establece lo que
llegó para quedarse, sino que trae sus propias lógicas
para vivir y sus peligrosas amenazas de novedosos conflictos de guerra.
Lo que muchos denominan “Guerra Tibia” global y sin
límites.2
Las plataformas
tecnológicas desde hace mucho vienen demostrando su eficacia
para producir nuevos usuarios y llevarlos al consumismo, los
niños pequeños, por ejemplo, han sido un enorme nicho de
negocios desconocidos hasta ahora.3 Son, sin duda, el sector más
dinámico de la economía mundial: “La
economía digital se está volviendo
sistemáticamente importante, en muchos aspectos en el mismo
sentido que las finanzas. Dado que la tecnología es una
infraestructura que se expande por la economía
contemporánea, su colapso sería económicamente
devastador (…) debido a su dinamismo, a la economía
digital se la presenta como un ideal que puede legitimar más
ampliamente el capitalismo contemporáneo.”4 Queda claro el
camino que siguió el capital financiero para potenciar sus
intereses, nos compela a seguir preguntando qué propone y hacia
dónde va.
El inicio del
capitalismo, el de la manufactura, traía un bagaje cultural
arrollador que modificó la sociedad feudal y constituyó
al proletariado, además trajo un mandato de “buenas
intenciones”, pero en su seno habitaba una barbarie que fue
necesario poner a la luz. Hubo movimientos y pensadores que lograron
mostrar su lado B, en él ocupan un lugar preponderante los
maestros de la sospecha: Nietzsche, Marx y Freud. Ellos nos permitieron
ejercer una crítica aguda del modelo que iba
expandiéndose por el mundo, nos abrieron un panorama que distaba
mucho de ser ese que el humanismo declaraba en sus postulados. Dentro
de ese movimiento donde “todo lo sólido se desvanece en el
aire”, nada paró las modificaciones de los sujetos
modernos. Es lícito seguir preguntándose cómo
ocurre y cómo se manifiesta el sujeto moldeado por el
laboratorio tecnocientífico, ese al que la universidad de
Stanford propone cambiar permanentemente de acuerdo a los intereses del
capitalismo. Se trata de que cada vez surjan más usuarios cyborg
adaptados y consumistas.
Este proceso
histórico donde la economía en su conjunto se hace
e-commerce ha sido, acorde con el tiempo nanosegundo en que vivimos,
muy corto históricamente y en él es muy grande la
transformación de las personas, lo demuestra la
aceptación y el interés por las prótesis
comunicativas incorporadas al cuerpo del usuario actual, quien estuvo
desde los inicios en estado de fascinación con las
máquinas de comunicar. Esto explicó el que fuese
incorporando prótesis comunicativas y las convirtiese en el eje
de sus vidas. Las mismas acercaban de todo: entretenimiento,
posibilidad de trabajar desde ellas, controles de salud, sexualidad a
la carta, brújulas para viajar, comunicación en tiempo
real, etc. En definitiva, la convicción de un yo engrandecido
que podía ir y venir por el mundo con solo sacarse una selfie y
hacerla circular.5 Enamoraba esta versión del infinito operado
desde la mano.
Y en eso llegó la pandemia
La pandemia ha
obligado a los usuarios a invertir mucho dinero para mejorar las
comunicaciones y así poder trabajar o estudiar desde su casa
Las nuevas
condiciones que planteó el virus obligan a comprar, por una
necesidad urgente y onerosa, un Smartphone, una notebook,
micrófonos, etc. La pandemia ha obligado a los usuarios a
invertir mucho dinero para mejorar las comunicaciones y así
poder trabajar o estudiar desde su casa -por ejemplo son los docentes
tanto primarios, como secundarios y universitarios que han invertido de
su propio bolsillo mucho dinero para equiparse tecnológicamente
en tiempos pandémicos- es decir que la relación con las
máquinas, más precisamente con las prótesis
comunicativas, es cada vez más obligatoria, ya no está
guiada por el enamoramiento, el estado de fascinación se
rompió y devino en obligación laboral imperiosa .
Los trabajadores
tuvieron que poner dinero de sus bolsillos para poder realizar sus
tareas, así se los va transformando en emprendedores, las nuevas
condiciones impuestas los alejan de las relaciones de dependencia
laboral de la patronal. Lo que no hace más que mostrar las
tiranías a las que obliga el capitalismo de plataformas. No es
dato menor que al empleado en relación de dependencia se lo
lleve a convertirse en un “emprendedor” que pague de su
propio bolsillo las máquinas, internet, la luz, el gas, etc.
para trabajar desde su casa. Un trabajador que pone todo esto de su
bolsillo le deja una mayor rentabilidad a las empresas. Rinde
más y trabaja más tiempo, en esta situación las
compañías no han perdido un segundo de su tiempo para
sacar mayor plusvalía de sus empleados.
Nosotros, los cyborgs
La salida de la
crisis les permitirá imponer el mundo Uber y así aumentar
sus ganancias. Un trabajador insomne para un tiempo laboral que no
tiene principio, ni fin
La enorme cantidad
de dinero invertido en este laboratorio tecnocientífico ha
conducido a que el sujeto moderno fuese borrado del horizonte:
“Poco a poco, quien se disuelve es el sujeto moderno, aquel que
había surgido de la tradición humanista e instituido al
individuo como ser singular y libre, plenamente consciente y
responsable de sus actos.”6 Por eso sostenemos que: “Una
sociedad mundial digitalizada que volatiliza hasta el papel moneda de
las naciones -el bitcoin es un ejemplo- promueve y necesita más
habitantes cyborg. Los construye, como la sociedad medieval necesitaba
herreros.”7 Es decir que no hay posibilidad de que los humanos no
muten al compás de este proceso histórico social.
La mayoría
de quienes estudian estos desarrollos hablan permanentemente de
usuarios, descripción cada vez más aceptada y que en
sí misma contiene el abandono del sujeto ciudadano de la
modernidad. Pero son pocos los que le agregan la condición
cyborg a esos usuarios a esos habitantes del Planeta Cyborg. Pese a
ello aparecen menciones a esta condición cyborg: “Hay
momentos en que nos sentimos como cíborgs incapaces de
desconectarse de la redes digitales (…) o seres conectados con
una realidad virtual y atrapados en la Matrix.”8
Pese a la
insistencia en caracterizar a los jóvenes como:
Generación X, millennials, centennials, etc. no se termina de
instaurar un nombre que englobe al conjunto, que incluya la
condición actual de esta cultura basada en la vida y la
economía regida por las plataformas. Esto plantea pensar
cómo definimos a los dispositivos tecnológicos:
¿herramientas o prótesis? Un rico debate9 no del todo
desarrollado dado que nos cuesta reconocer en nosotros mismos las
mutaciones que se van estableciendo en los cuerpos y en nuestras
maneras de ser. Decir que somos cyborgs puede producir todavía
mucha angustia.
No hay duda que
los grandes capitales apuestan por este nuevo viaje de Colón en
la cuarentena, los hace restregarse las manos. Empresas sin edificios,
sin gastos de mantenimiento, funcionando desde las casas de los
empleados, etc. Un modelo sin paredes, ni localizaciones. La salida de
la crisis les permitirá imponer el mundo Uber y así
aumentar sus ganancias. Un trabajador insomne para un tiempo laboral
que no tiene principio, ni fin. En definitiva, un trabajador obediente
y aislado de sus compañeros de tareas.
Los mismos pero distintos
La pandemia
funcionó como un test, estableció que los usuarios
están preparados para que la vida virtual 24/7 funcione. Son
parte necesaria del abracadabra para que esta voraz máquina
cultural se reproduzca en la subjetividad de cada usuario.
Como
señalamos en Planeta Cyborg10 la cuarentena no solo
terminó de establecer esta hegemonía, también se
empezaron a vislumbrar fisuras con la vida virtual. Hay contradicciones
que se van gestando en este Planeta Cyborg. Muchos usuarios cyborgs
comienzan a romper con el encanto tecnológico con el que han
vivido hasta ahora, perciben que ser un telemarketer 24/7 los pone a
vivenciar el lado B de estas ilusiones de comodidad y felicidad.
Irrumpe con violencia el malestar de esta cultura global. Lo demuestran
los múltiples síntomas que se manifiestan en la vida
laboral, familiar, personal, etc. Es un viaje veloz del enamoramiento
al malestar, los usuarios cyborgs han quedado colgados del pincel de la
cultura, sin piso. Por eso sostenemos que este proceso no tiene vuelta
atrás, y por lo tanto hay que animarse a pensarlo de otros
modos, como hicieron Los Maestros de la Sospecha y tantos otros.
Es necesario no
caer en observaciones catastrofistas, aceptar que se pueden transformar
las condiciones de vida, lo que requerirá analizar cómo
las contradicciones en el mismo se van desplegando. Y al mismo tiempo,
entender qué mitologías previas se han actualizado.
No existe mundo
virtual sin la placenta mediática y sin el cordón
umbilical que la une al Smartphone. Lo que ha permitido que el sujeto
de esta época haya hibridado con las máquinas de
comunicar.11 Esta articulación entre el cuerpo y el infinito
resuena con creencias muy antiguas, como decía Arthur C. Clarke,
todo avance científico es indisoluble de la magia. Remedios
fallidos ante la limitación y la muerte que aún se hallan
en nosotros.
Acuerdate de Él antes que se rompa el cordón de plata
La hiperconectividad virtual exige estar desvelados y reemplazar los sueños por conexión y consumos
La idea del
cordón de plata está en los textos antiguos, en los
años sesenta Lobsang Rampa (seudónimo del inglés
Cyril Henry Hoskin) vendió multitud de libros hablando del
tercer ojo y de los viajes astrales. Aquellos que conservan y difunden
estas creencias sostienen que el cordón de plata es parte de lo
que denominan “cuerpo astral”, una supuesta parte
inmaterial del cuerpo que puede volar y mirar el mundo desde afuera del
mismo. El cuerpo astral estaría atado al cuerpo por un hilo
plateado denominado “cordón de plata”. Mientras el
cuerpo real duerme, el cuerpo astral se separa para ver el mundo desde
el aire. De noche, mientras el cuerpo real duerme, el cuerpo astral se
separa y ve el mundo desde el aire, como si fuera un satélite.
En ese viaje el cuerpo astral vería cosas del mundo que
serían imposibles de percibir estando conscientes. La
flexibilidad del cordón de plata permitiría un vuelo
ilimitado, un orden espiritualmente más profundo.
No hay que andar
mucho para señalar que Freud fundamentó el mundo de los
sueños, derrocando las imaginerías que previamente lo
gobernaron. Este cordón de plata no es más que una manera
de explicar el mundo de sueños. Posamos la mirada sobre este
mito por el notable parecido que tiene con la conexión entre la
placenta mediática y el Smartphone como aparato
tecnológico que hace de hilo de plata entre el usuario y el
mundo. Claro que este engrandecimiento comunicacional del yo del
usuario implica que duerma menos, que rompa con ese reservorio del
sueño y el soñar. El imperativo cultural obliga a estar
despierto. La hiperconectividad virtual exige estar desvelados y
reemplazar los sueños por conexión y consumos. Las
multinacionales que dominan las redes apuntan a que la hiperrealidad
borre el mundo onírico. Para Silicon Valley, sin que nos demos
cuenta, el sueño debe ser reemplazado por un supuesto
“sentimiento oceánico” que se lograría
navegando por las redes, que el mismo lo aleje del desvalimiento
primario tal como lo señaló Freud: “La vida como no
es impuesta resulta gravosa: nos trae hartos dolores,
desengaños, tareas insolubles.” Es decir que el usuario
gobernado por una cognición artificial12 creyó en esta
felicidad venida desde la placenta mediática. Tomó como
algo original y auténtico el uso de su
“cordón de plata” y fue obediente a las
manipulaciones de la Universidad de Stanford y compañía.
Su supuesto sentimiento oceánico era sobrevolar el mundo durante
24 horas para producir para las grandes empresas.
Queremos
señalar que este modelo insomne e hiperconectado donde las
máquinas nos guían hacia la felicidad es lo que, a
nuestro entender, Enrique Carpintero define como: “El exceso de
realidad produce monstruos”. Dentro de ese exceso, nuestro aporte
es sostener que el Planeta Cyborg es la condición actual del
mundo, la misma está definida por el dominio y controlan desde y
en la web la economía mundial. Nos parece una
caracterización pertinente para el capitalismo de plataformas.
Este modelo de
mundo trae la obligación de que cada habitante del mismo sea un
cyborg, como tal no tiene herramientas de comunicación: tiene
prótesis adosadas al cuerpo. Pese a que el usuario cyborg
todavía cree tener el control de las mismas, la desmentida reina
cuando observamos el padecimiento que el teletrabajo o la
teleducación producen en cada uno. Este convertirse en un
telemarketer rompió sus ilusiones de felicidad y de un yo
engrandecido por “el cordón de plata” comunicativo.
Pese a la
capacidad de esta cuarentena de mantener encerradas cerca de cuatro mil
millones de personas sin coerción de ejército alguno, el
malestar comienza a ser cada vez más evidente para cada
habitante del Planeta Cyborg. Abre camino a contradicciones y
desobediencias de los usuarios cyborgs, los que han comenzado un
proceso de desilusión por la supuesta felicidad que
traían las empresas que dominan la web.
Notas
1. Diario La Nación edición impresa del día 20 de agosto de 2020.
2. Hazaki, César, “Tecnología y sometimiento”, Revista Topía Nº 86, Agosto 2018.
3. Hazaki; César, Modo Cyborg, Ed. Topía, Buenos Aires, 2019.
4. Srnicek, Nick, Capitalismo de plataformas, Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2018.
5. Sadin, Eric, La Humanidad Aumentada, la administración digital del mundo, Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2017.
6. Sadin, Eric, op. cit.
7. Hazaki, César, “Planeta Cyborg”, Revista Topía Nº 89, Buenos Aires, Agosto 2020.
8. Bär, Nora, diario La Nación, edición impresa del 6 de setiembre de 2020.
9. Ver Rodríguez, Marcelo en Revista Topía Nº 89, Buenos Aires, Agosto 2020.
10. Hazaki, César, “Planeta Cyborg” en Revista Topía, Nº 89, Buenos Aires, Agosto 2020.
11. Hazaki, César, El cuerpo Mediático, Ed. Topía, Buenos Aires, 2010.
12. Sadin, Eric,
La Siliconización del mundo. La irresistible expansión
del liberalismo digital, Caja Negra Editora, Buenos Aires, 2018.